Presentaciones

Creativa.
Érase una vez una chica, pequeña, pero encantadora. Blanca como la nieve y de pelo azabache, era como una pequeña bomba de imaginación, de creatividad. Siempre pasaba los días en aquellos mundos de fantasía que ella misma creaba, con la noche, con la Luna. Quizás, a esa pequeña bomba, no le falte mucho para explotar, y soltar todo aquello que lleva guardado mucho tiempo.

Insegura.
Me siento insegura, todo el tiempo. Insegura con lo que hago, insegura con mi cuerpo, insegura por todo. Por mi mente solo hay preguntas como: '¿qué habría pasado si hubiese hecho otra cosa?' y arrepentimiento por haberme equivocado en las cosas que he hecho, por haber elegido todos los caminos mal, y que mi vida sea una equivocación. Y ya no sabía que hacer con mi vida. Hasta que conocí a siete personitas maravillosas que me dieron la oportunidad de desahogarme de esta manera. Inseguridad. Insegura, esa soy yo.

Inquieta.
¿Y si te digo que la vida está marcada por esos momentos de nerviosismo? ¿Qué pasa si te convenzo de que si piensas en los mejores momentos de tu vida siempre están precedidos por esa ansiedad?
La recogida de aquel diploma, tu nombre junto al aprobado en ese tablón, la proximidad de aquel chico que hace que se te dispare el corazón y que va antes de ese beso que jamás olvidarás.
Pero, ¿y si te hago creer que también esa inquietud precede a lo peor, a los peores errores?
El médico que sale de la sala con cara de circunstancias antes de dar una mala noticia, ese "tenemos que hablar", la respuesta a esa pregunta arriesgada que se vuelve en un error.
La ansiedad es solo la reacción de nuestro cerebro a la incertidumbre, la sensación de querer saber lo que viene después. ¿Ira o alegría? ¿Felicidad o desconsuelo?
¿No es, acaso, la inquietud la única responsable de que tengamos ninguna emoción, entonces? Vive intensamente y asegúrate de que se te desboque el corazón, de que te tiemble la voz y el pulso, de que te suden las manos y se te seque la boca, porque sin todo esto, nada te haría sentir. Nada te haría vivir.

Independiente.
Dicen que ya no existen las personas independientes. Dicen que todos dependemos de alguien, que todos necesitamos a alguien de una manera u otra. Yo vengo a demostrar lo contrario. Y qué mejor ejemplo que decir que yo misma soy independiente. ¡Cuidado! ¡Independiente no significa solitaria! No nos vayamos a confundir.
Independientes como los singles de un álbum, que no necesitan de canciones para ser éxitos. Independientes como las teclas de un piano, que no necesitan a las demás  porque su cuerda no suena como una gota de agua en un día de lluvia. Independientes, las olas, que se rompen sin mirar hacia atrás y se deshacen sin más.
Independiente yo, que aprendí a nadar antes que a andar.

Solitaria.
¿Y qué si soy solitaria? El mundo me ha hecho así, para ser la Eleanor Rigby de mi propio pensamiento. Todos pensamos que la soledad es algo frío, maligno y huímos de ella. Soy tu tiempo de reflexión, soy esa parte de tu mente que te obliga a reflexionar porque...¿que seria de nosotros sin ese momento para pensar por nosotros mismos las cosas que nos han ido pasando durante el día, la semana, el mes, el año...? Es algo tan común entre nosotros, los humanos, que hasta a veces se transforma en un estilo de vida. La soledad no es cuando realmente no te acepta nadie y comes solo en la mesa de la esquina, sino cuando aún estando en compañía de los demás se está callado. Y eso es lo que vengo a enseñarte. Intentamos encontrar nuestra propia compañía estando solos. Y es que el problema de ser una persona es que se tienen sentimientos. Duele una pérdida, duele el desamor y hasta duele el paso del tiempo. Todos le tenemos miedo a este estado, tanto como a la propia muerte. Pero es algo por lo que todos debemos pasar tarde o temprano. Y viviremos y aprenderemos a vivir con ello siempre. La soledad, forma parte de nosotros, como lo forma nuestra propia sombra.

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