Soledad solitaria.

Soledad. Una palabra que para algunos significa refugio y para muchos representa una condena. Hay quien la busca con desesperación, y quien con la misma desesperación trata de librarse de ella. Como si de un imán se tratara, atrae emociones contrapuestas a cada uno de sus polos. Y terminar gravitando en uno o en otro depende de nuestra predisposición ante su presencia.






-Solitaria.

Soledad le pisaba los talones.

Subió allí donde solían gritar viva la vida, donde solían tirar piedras y esperar que cayeran al mar poco a poco. Donde siete amigos compartían uno de esos momentos mágicos en los que todos respiraban el mismo aire infectado de sentimiento. Miró hacia los lados, imaginando sus caras, sus miradas y sus sonrisas. 
No vió nada.
El aire frío le apuñalaba cada parte de la pálida piel que llevaba al descubierto en esos días de diciembre. Le faltaba el oxígeno y su garganta estaba cada vez más y más seca.
Gritó.

Bajó las escaleras y pudo escuchar sus risas e incluso sus chistes. Sus bromas pesadas y sus caricias clandestinas.
Un coche pasó a su lado y se escuchó un claxon.
Imbéciles. Se río y pensó en lo que habrían hecho ellos. Quizás le habrían devuelto la gracia gritando otro poco, o haciendo algún gesto vulgar.

Metió la mano en su bolsillo y sacó las llaves. 
Volvió a escuchar sus voces hablar de su casa y de lo mucho que querrían poder quedarse a vivir con ella. Y a quién no le vendría bien.
Abrió la puerta y pronuncio un hola poco cariñoso. Subió las escaleras y se tiró en su cama. A través de las rejas podía ver la luz de la luna y las muchas estrellas brillando.

Estornudó, se frotó los ojos.
Miró la foto que se hicieron todos juntos, y unas gotas de desesperación cayeron de sus ojos.
Soledad, siempre vienes a por mí.


            Independiente

 

Soledad mía

Como un soplido de aire frío
así entraste en mi vida,
Soledad.

Apagada y sin ningún brío,
así, acabé, casi ida,
Soledad.

Oh, Soledad mía,
¿algún día te irás?
¿algún día te marcharás,
de noche o de día?

Oh, Soledad mía,
a veces te añoro,
rogando un poco de ti;
otras, solo quiero verte ir.

Porque, Soledad mía,
sé que eres,
mi sombra particular,
acompañándome,
hasta el fin de mis días.


                                      Creativa

'La inseguridad no se supera, sólo se ignora.'

Qué bonito ejemplo para empezar.
He aquí una frase que me dijeron al comentar el texto de Creativa (clic aquí si no la has leído).

La inseguridad se supera y no se ignora. Y os diré por qué.
La inseguridad es aquella piedra con la que tropezamos y a la pegamos una patada con la rabia que nos da habernos caído por tal tontería. Si seguimos caminando, en vez de cogerla y tirarla hacia atrás, la misma piedra estará esperándonos un poco más alante. Y volveremos a tropezar.
Si no cogemos esa piedra y la tiramos con todas nuestras fuerzas hacia atrás, si no aceptamos nuestras inseguridades, las superamos y las dejamos en el pasado, en un futuro seguirán ahí.

La inseguridad es esa mirada que no sabes cómo contestar. Esa caricia que no te atrever a devolver.
Y a veces hay que dejar de temblar y mirar a los ojos de esa persona que te mira cuando te habla.


                  Independiente.

¿Qué es la inseguridad?

Cuando hablamos de la inseguridad, hablamos de experiencias, de recuerdos, de memorias y del pasado. Pero nunca alguien antes se ha parado a definir qué es la inseguridad, mucho más allá de una simple descripción de diccionario.

Y, bien, entonces, ¿qué es la inseguridad? ¿Qué es sentirse inseguro? Todos nos hemos sentidos alguna vez inseguros, y no por la unión de un prefijo ello conlleva la falta de seguridad o la carencia de ésta. La inseguridad es algo más profundo y lejano a la simple idea de no tener seguridad, si no que es un sentimiento que poco a poco te corroe por dentro y llena hasta el último recoveco de tu ser.

Retomando lo de "carencia" o "falta" no sería de seguridad, si no de confianza. Esa carencia no nos viene de serie, si no que existen personas que se encargan de destruir y convertir lo que sientes hacía ti mismo en algo peor, en algo que puede llegar a hacer que odies el reflejo del espejo. Si te dicen durante toda tu vida "tú no vales", "eres una mierda", "eres horrible" y demás soeces, lo único que harás es creerlo, moralmente no estás lo suficiente maduro como para pensar que quizás se equivoquen.

Con los años, intentas aprender que esa inseguridad, carencia o falta, no sirve. Que la inseguridad solo te hace más pequeño antes los ojos del mundo, que te hace perder oportunidades, o incluso hechos peores que no deberían ser mencionados. La inseguridad se supera, todos pueden hacerlo, con fuerza interna y con un "basta, ya no quiero seguir aguantando esto", se supera con un "ahora nadie va a pisotearme".

Creedme cuando digo que no hay nada peor que verte pisoteado, tus sentimientos hechos trizas o sentir que todo iría mejor si tú no estuvieras aquí. Creedme cuando digo que se supera, porque todo en la vida se puede superar, y creedme cuando digo que todos somos capaces de hacerlo.

Y, ahora, en conclusión, ¿qué es la inseguridad? Otro maldito producto de la sociedad.

                                              Creativa

Una introducción a los sentimientos


Muchos os preguntaréis, y, este blog, ¿a qué viene? Somos siete, siete almas perdidas, o sentimentalistas, escribiendo a cerca de los sentimientos, de esas manifestaciones de lo más hondo del ser humano. Cada dos semanas, escribiremos sobre un sentimiento en concreto, reflexionaremos a cerca de él y lo que conlleva. Somos siete, y somos: Inquieta, Solitaria, Insegura, Creativa, Perdida, Independiente y Tímida. Ahora, toca presentarnos, ¿no? En un página dentro del blog podréis encontrar nuestras presentaciones, el cómo somos y porqué nos identificamos con cada sentimiento.

Ahora, pasando a otro tema, estas dos semanas hablaremos de un sentimiento mundial, pero nada provechoso en la práctica: Inseguridad.